HISTORIA MODERNA DE LOS RITOS DE
MEMPHIS MISRAIM
Trabajo de Investigación realizado
por: Eques
ab Aquila Coronata
Si acaso muchos pensamos que el pasado siempre fue mejor, es
porque tenemos razones fundadas para creer que es así.
Una mirada a lo que actualmente constituyen estas Ordenes
Masónicas, y que han proliferado en forma tan sorprendente a lo largo, sobre
todo, de la última mitad del siglo XX en adelante, es lo que trataremos de
analizar. Haremos esfuerzos por rescatar sus finalidades, sus ideas y su
original estructura, las que han quedado, con el pasar del tiempo, en el más
absoluto olvido y abandono.
Culpable de ello ha venido en resultar una serie de mezclas
ritualísticas, conocimientos desmembrados y desarticulados, más un total caos
en lo referente a una identidad con la Doctrina e Ideales que persiguen estos
Ritos.
Con estupor,
constatamos desde hace mucho tiempo, como en algunas Logias se han introducido
ideas y teorías que resultan tan lejanas y extrañas a la Masonería Universal.
El teosofismo, el orientalismo semi-religioso, el ocultismo, el esoterismo
barato y las técnicas psicologistas de la nueva era, han venido a ser el
discurso reiterado de instructores, inculcándole a los recién iniciados que
esos serían los temas que debe dominar todo “masón espiritualista”.
Constatamos que en general, los Ritos de Memphis y Misraim
se han alejado definitivamente de los propósitos que les dieron origen.
¿A qué se debe la introducción de tantas ideas, conceptos y
teorías, tan lejos de la docencia masónica? Debemos responder que es por la
ignorancia, la desinformación y la mala o nula preparación de sus maestros.
Toda Orden Masónica que se precie de tal, más allá de todo
tecnicismo y pergaminos, debe dedicar todos sus esfuerzos en descubrir y
develar el significado, conocimiento y aplicaciones de las Herramientas
Simbólicas en la conciencia de sus iniciados, y por medio de ellos en la
sociedad profana. En el estudio y la meditación de su Simbolismo, la
escrupulosa y correcta aplicación del Ritual, y en la observación de la
Constitución, Reglamentos Generales y Particulares, y en la aplicación del
Código de Justicia Masónico, es donde encontramos el campo donde la Orden
Masónica desarrolla sus actividades.
Su trabajo dogmático
y docente gira necesariamente sobre su centro, que está constituido por las
Herramientas Simbólicas de cada uno de sus Grados y el estudio de sus
respectivos Manuales de Instrucción, Catecismos y Rituales. Por tanto, toda
conducta y enseñanza extraña a lo antes mencionado, puede llevar a presumir que
una determinada Orden, solo actúa como una caricatura de lo que es la verdadera
Masonería.
No nos haremos cargo sobre quién es regular y quién no lo
es, pues basta un análisis concienzudo a la historia de estas Filiaciones, para
darnos cuenta en realidad, quien es quien.
Mas bien nuestro estudio consiste en tratar de clarificar y
por ende entender el porqué de tantas contradicciones que resultan tanto en la
docencia, como en la estructura de estos Ritos.
Existe una visión
mucho mas allá de lo que han visto hasta el momento quienes han tenido la
responsabilidad de dirigir los esfuerzos y aspiraciones de los iniciados.
Enredados en una cantidad sorprendente de grados masónicos, hasta ahora, la
finalidad primera y última de muchas personas ha sido escalar lo mas alto
posible esta estratosférica nomenclatura de grados. Muchos han logrado altos
grados, pero es como si no los tuvieran, pues no se ve la correspondencia en el
campo de la ética, la moral y la erudición. Ciertamente ello es motivo de un
análisis que debe llevarnos necesariamente a una respuesta.
¿Cómo es posible que en una Orden con tantas posibilidades,
los verdaderos buscadores, estudiosos e investigadores no encuentren claridad a
sus inquietudes? La respuesta es muy simple; porque allí no se encuentra toda
la Luz.
La Ordenes Masónicas de Memphis y de Misraim pueden dar
respuestas a un sin número de preguntas, sin embargo, no a todas. Existen
disciplinas que escapan del todo a su influencia, dando paso a estructuras que
hoy solo los más antiguos han escuchado nombrar alguna vez.
Estas Ordenes se han desarrollado con mas fuerza en Francia,
que en cualquier otro país, y de allí han pasado y se han extendido
piramidalmente por todo el mundo. Sin embargo, en la medida que ha pasado el
tiempo, las Doctrinas y antiguas estructuras iniciáticas que tuvieran en el
pasado, como un viejo edificio, se han derrumbado y su trabajo ha disminuido
hasta casi su total extinción.
Las ideas modernas de sintetizarlo todo vino en deformar,
podar y extinguir importantes Ordenes Iniciáticas por donde el Iniciado podía
desarrollarse en forma segura y sin contradicciones como las que hoy conocemos.
Si bien todos sabemos que el camino del Iniciado es largo, no todos logran comprender
que es para toda la vida. Es así que de acuerdo a la evolución personal e
intereses particulares de cada Iniciado, existió en la época de oro de estas
Filiaciones Iniciáticas, todo un complejo y bien acabado sistema de Iniciación,
en el que prácticamente quedaban incorporadas en un todo, cuanto el Iniciado
estuviera en condiciones y tiempo de poder abarcar.
El primer paso para conocer el mundo de la Iniciación, es
desde el mundo profano.
El doctor Gerard Encausse, conocido por el nombre iniciático
de “Papus”, representó en Francia a algunas interesantes Ordenes de Iniciación,
como también lo hicieron sus herederos en la Gran Maestría, como fue el caso de
Teder, Jean Bricaud, Constant Chevillón, Henri Dupont, Robert Ambelain y muchos
otros que llegaron a constituirse en otros países y hasta el día de hoy.
La persona profana que estuviera interesada en incorporarse
en estas Ordenes de Iniciación no hacía mas que acercarse a lo que le estaba
mas a mano, esto es, al “Grupo Independiente de Estudios Esotéricos” (grupo que
tomó varios nombres pero con igual finalidad) o a la “Orden Masónica Oriental
del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Misraim”, orden que servía de base para
todo un complejo aparato de iniciación.
El Rito de Memphis-Misraim, permite el desarrollo del
Iniciado tanto en la Masonería Simbólica, como en la Masonería Capitular y en
la Masonería Hermética, aprovechando cada uno de sus conocimientos.
Cuando un Iniciado
lograba la Maestría Masónica, entonces estaba en condiciones de solicitar su
incorporación a la “Orden Martinista”, (aunque existe un tipo libre de
Martinismo donde no es necesaria la iniciación masónica, pero donde la calidad
de sus miembros es diferente por razones obvias) donde el iniciado puede
desarrollar todo un vasto campo relacionado con la espiritualidad cristiana.
Esta Orden consta de 4 Grados, que se llaman: I° Asociado, II° Iniciado, III°
Superior Incógnito y IV° Superior Incógnito Iniciador.
Si el Hermano no deseaba ingresar en el Martinismo, era
libre de no hacerlo, y podía continuar su carrera masónica en los Grados
Capitulares sin ningún problema.
Una vez que el Hermano alcanzaba y era consagrado en el III°
Grado Martinista, entonces podía solicitar su incorporación en la “Orden
Kabalistica de la Rosa+Cruz”, orden que estaba dedicada exclusivamente al
estudio de la kabala judía y cristiana. Esta Orden consta de tres Grados: 1°
Bachillerato en Kabala, 2° Licenciado en Kabala y 3° Doctor en Kabala.
Existe también otra
vía; consistiendo esta, que cuando el Hermano había llegado al IV° Martinista
le era posible su consagración en los Grados de la Orden del “Rito Escocés
Rectificado” de Willermoz que contempla los Grados de una caballería Cristiana
y Templaria, donde descansa en su último grado una síntesis del sistema teúrgico de Martines de Pasqually.
Cuando el Hermano se
encontraba, ya sea en el Grado 33° de la Masonería, o en el IV° Grado del
Martinismo, le era posible solicitar su ingreso en la “Iglesia Gnóstica
Universal” que contempla el estudio de la religión cristiana con el signo de la
razón, la fe y la inteligencia. Sus Consagraciones son de Sacerdote,
Presbítero, Obispo y Cardenal-Arzobispo de la Iglesia Gnóstica Universal.
Quienes pertenecían al Alto Sínodo de la Iglesia Gnóstica Universal, eran también
los Legados de la Orden Martinista y Miembros del Soberano Santuario de la
Masonería. Por tanto, es claro que era imposible obtener el Grado 95° del Rito
de Memphis-Misraim, a menos que participase de las estructuras paralelas; si
alguien solo quería participar exclusivamente de la masonería sin asociarse a
las Ordenes paralelas, solo podía acceder como máximo hasta el Grado 33°.
Por eso es que
difieren absolutamente las capacidades cuando son medidas o comparadas entre un
Hermano del Grado 95° de la antiguas estructuras, con un Hermano que recibe el
mismo grado en la actualidad; efectivamente, no hay punto de comparación.
A nivel de Grandes
Maestros de estas Filiaciones, también existe la incorporación a otras Ordenes,
como es el caso de los Caballeros de Palestina, la Orden del Templo de Oriente
y otras.
Quizás algunos se sorprenderán, porque nunca escucharon
hablar de semejantes cosas. Es allí donde está la explicación a cuanto hemos
enumerado en un comienzo. Si alguno pretendió que lo único que era posible
trabajar era una especie particular de masonería, en realidad se equivocó. Si
alguno en su ignorancia y desconocimiento no sabía que para los iniciados
existían otras alternativas de desarrollo, resulta lamentable. Si alguno mezcló
cuanta doctrina, práctica y conocimiento en una sola orden, entonces solo
cosecha el desorden y la confusión.
Actualmente, como ya lo hemos insinuado, el poder de
síntesis ha pretendido comprimir todo este inmenso cuerpo iniciático en una
sola institución. Esto no es precisamente el resultado de una operación pensada
e inteligentemente ordenada, sino por el contrario, es el resultado de una
muerte anunciada, pues la sabiduría, la fuerza y la belleza fueron reemplazadas
paulatinamente por sus respectivas antítesis. Veamos qué significa esto.
Durante muchos años,
los estudiosos e investigadores de la Tradición Hermética Occidental (en
algunos casos, que son la mayoría), y Cristiana, los Ritos de Memphis y de
Misraim, no fueron más que solo una plataforma básica y elemental desde donde
comenzar el estudio a las disciplinas que ocupaban a los estudiosos. El
objetivo era que los miembros que trabajaren en cualquiera de las Filiaciones
que analizamos someramente, tuviesen la “regularidad” que exigía la Orden más
antigua de todas, esto es la Masonería Universal. Por tanto, se podría alegar
cualquier discrepancias con las doctrinas que se estudiaban en las Ordenes
superiores, pero no en cuanto al reconocimiento implícito que se debía tener de
quienes participaban de ellas.
Era innegable que
todos los miembros habían sido iniciados en los Grados masónicos de acuerdo a
las fórmulas aceptadas por la masonería universal; por tanto, podrían surgir
discrepancias, por ejemplo con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, con la Gran
Logia de Francia, etc., pero solo en cuanto a un tecnicismo de regularidad;
pero sin desconocer que las ceremonias por las cuales un profano se convierte
en Masón, son las clásicas por las cuales es sometido cualquier persona y en
cualquier Orden.
Si acaso un poder
masónico reconoce a otro, técnicamente hablando, es asunto relativo, pues prima
en todos los iniciados y en forma general, la idea de la Fraternidad y el
concepto de una Masonería universal; la que puede llevar un nombre menos o un
nombre mas, o bien puede llamarse con un nombre particular u otro. El resultado
es el mismo. Todos por igual han pasado por las mismas ceremonias, y se
reconocen universalmente con los mismos tocamientos, signos y palabras de
reconocimiento (salvo muy pequeñas diferencias).
Una segunda razón de
la necesidad de la Iniciación masónica, es que en las Ordenes superiores se
estudian algunos grados importantes de la masonería, sus leyendas y
retejadores, lo cual implica necesariamente el hecho de estar iniciado en tales
grados; lo contrario sería poco serio y se cometería una infidencia, que a
nivel de Ordenes iniciáticas resultaría imperdonable.
Una vez establecido
el Rito de Memphis-Misraim como la base sobre la que se sustenta todo el
edificio iniciático que venimos analizando, este se convierte, como lo
dijéramos ya, en un sendero obligado por recorrer.
Ahora bien, la
diferencia en relación a otros Ritos masónicos, consiste en que en este, los
Grados se otorgan en periodos breves de tiempo, como es el caso de Robert
Ambelain, quien fuera Gran Hierofante de este Rito, demoró alcanzar desde el
primero al último grado (1º - 95º), solo cinco años. Otro caso lo constituye el
de Spencer Lewis, quien es exaltado en un muy breve espacio de tiempo hasta el grado
que le permite participar del Soberano Santuario de Alemania; el que es
exaltado por el mismísimo Teodoro Reuss (Peregrinos), el mismo que consagró también
y le dio plenos poderes para constituir un Soberano Santuario para Francia a
Jean Bricaud. Esto es solo una muestra, porque podríamos citar unos cuantos
casos más. Sin ir más lejos, el Hermano León Tournier, recibió todos los grados
superiores al de Maestro Masón por correspondencia, esto es, el 18°, el 30°, el
33°, el 90°, y finalmente el 95°. Si tuviéramos que hilar aún más fino, nos
daríamos cuenta que el Hermano Tournier nunca fue iniciado en el Rito de
Memphis-Misraim en forma ceremonial, porque la iniciación hasta el tercer Grado
la recibió bajo los auspicios del Gran Oriente Español que trabajaba en Paris.
De igual manera, también Tournier,
otorgaba los Altos Grados de la masonería, por correspondencia. Sin
embargo, nadie queda inhabilitado desde el punto de vista masónico pues
existieron ceremonias de por medio en unos casos, y en los otros, permisos y
dispensas autorizadas.
En la actualidad los Ritos de Memphis y de Misraim han
venido del todo a menos, ya que olvidando su brillante pasado, solo han quedado
relegados a una simple masonería que busca su doctrina sin poder hallarla.
Esto puede ser explicado, dado a que por circunstancias un
poco largas de analizar, las Ordenes altamente iniciáticas se fueron quedando
desamparadas por lo escaso que resultaban de conseguir los Iniciados de “alto
vuelo”. Los estudiosos e investigadores que existieron en los tiempos de Papus
(quien escribió cerca de cien libros y dirigió algunas revistas de publicación
esotéricas), Bricaud (que escribió varios libros y dirigió publicaciones
oficiales de las ordenes que representaba), Chevillón (que también escribió
algunos textos y trabajos de investigación), Chaboseaux (que escribió varios
tratados), Stanislas de Guaita (cuyo aporte al conocimiento serio del Ocultismo
en obras de sumo interés tales como “Ensayo sobre las Ciencias Malditas”),
etc., comenzaron a desaparecer y se hicieron cada vez más escasos. Las Ordenes
también en forma paulatina comenzaron a abatir sus columnas esperando que
quizás con el tiempo, surgiera una nueva era de estudiosos e investigadores de
la Tradición Hermética Occidental y Cristiana, que posibilitaran nuevamente el despertar
a los antiguos Egrégores dormidos.
En las décadas
recientes, muchas personas de gran valer han pasado por los Ritos egipcios, sin
embargo estos Ritos por si solos no han tenido la capacidad de interesar a los
que buscan una aproximación a la verdadera Luz. A lo más, solo han visto en su
trabajo una añoranza de tiempos lejanos que dieron prestigio, sabiduría y
ciencia a los que enfrentaban el desafío del camino a la Alta Iniciación.
Hoy, los iniciados buscan de Rito en Rito, algún eco de
aquellos otros tiempos que le dieron gloria al Saber. No hay que extrañarse por
tanto, que muchos incapaces y osados
ocupen las dignidades y sitiales que ocuparon hombres e iniciados notables,
tales como René Guénon, Victor Emile
Michelet, Josephin Péladan,
Chamuel, Stanislas de Guaita, Albert
Poisson, Barlet, Pólit, Gary de Lacroze, Coronel
de Rochas, Paul Adam, Lemerle, Paul Sédir, Marc Haven,
Abel Haatan, Selva, Agustín Chaboseau, Phaneg,
Dr.Rozier, Jollivet Castelot, Serge Basset, solo por citar algunos nombres
franceses. La lista sería muy larga si acaso incluimos a notables estudiosos
repartidos en muchos países del mundo.
Quizás, y como los tiempos son
cíclicos, nos queda la posible esperanza, que una nueva Aurora Dorada surja
desde las tinieblas, para constituirse nuevamente en la promesa de un nuevo
amanecer.
Nota:
Cabe consignar en este esquema y como
una forma de reafirmar lo antes señalado, que el 9 de mayo de 1898 se firmó un
Tratado de Alianza entre la Orden Martinista y la Orden de los Illuminatis,
unificando esfuerzos para lograr en conjunto sus Ideales comunes.
Que en 1911 se firmó un Tratado de Alianza entre la Orden Martinista de
Papus y la Iglesia Gnóstica Universal, transformándose esta en la Iglesia
Oficial del Martinismo.
También se
integraron en pactos de trabajos unificados, los Ritos masónicos: Escocés Cerneau, Early Grand,
Swedenborgiano y Memphis-Misraim, los que en conjunto constituyeron un Supremo
Gran Consejo de Ritos Confederados.
SOBERANO SANTUARIO
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